SAFO, LA DÉCIMA MUSA
Quizás junto a la
hetaira Aspasia de Mileto, es una de las dos mujeres más importantes
de toda la cultura Helénica.
Junto a su
compatriota (y algunos murmuran que amante) el poeta Alceo es
considerada una de las imagenes más emblemáticas de la antigua
poesía griega.
Llamada
apropiadamente “la décima Musa” debido a la constante armonia y
a la riqueza del leguaje en sus composiciones por Platón. Tal vez
esta sea una de las mujeres de la história (y en especial, de la
história LGTB) que más ha fascinado durante décadas. Personalmente
creo que parte de su misterio reside en que actualmente existen muy
pocas fuentes historicas fidedignas para podernos formar una
biografía bastante amplia sobre ella.
A pesar de todo
teniendo en cuenta esto, quizás quien pueda hablar mejor de ella
puedan ser los diversos hechos historicos pertenecientes a la época
dentro de los cuales le tocó vivir.
Nació
en Eresos una aldea perteneciente a Lesbos, una pequeña isla situada
en la ribera Este del Egeo. Su nacimiento se calcula aproximadamente
entre los años 650 y 610 A.c., aunque sería precisamente más
adelante, ya entrada en la edad adulta dónde se trasladaría a
Mitilene. Ciudad por la que sería ampliamente conocida y en la cual
viviría la mayor parte de su vida. Procedía de una familia
aristocrática bastante acomodada de la cual el padre era un rico
comerciante de vino llamado Skamandros o Skamandronymos, como es
recopilado es algunos textos. Era probablemente la mayor de tres
hermanos:
Charaxos, Erigyus y Larichos.
Siendo aún
todavía pequeña su padre fue llamado a formar filas para participar
en la contienda que Lesbos mantenía contra la megalópolis de
Atenas, por la colonia de Segui, muriendo en la batalla.
Poco despues la
joven una vez alcanzada la edad adulta, decidiría tomar las riendas
del negocio familiar obteniendo gran provecho de ello, haciendolo
crecer y prosperar asi como su padre lo había hecho en un pasado.
Rebelde,
inconformista y siempre activa, participó abiertamente en la
controvertida actividad política que reinaba en el lado del Egeo
Septentrional. Condenando abiertamente al tirano Pítaco, e inclusive
siendo incluida en la conspiración que tuvo lugar para asesinarlo
junto con el poeta Alceo y otros compatriotas.
Razón por la cual
fue inevitablemente condenada al exilio alrededor del año 593 A.c.,
siendo enviada a la isla de Siracusa (actual Sicilia), lugar en el
que residiría al menos durante seis largos años.
Durante el siglo
séptimo, ésta isla de la Península Itálica era uno de los
enclaves culturales más importantes de
todo el Mediterraneo. Y se cree que debió ser ahí precisamente,
inmersa en mitad de toda esa amplia vorágine intelectual que unía
Oriente y Occidente en la cual la célebre poetisa lesbia encontró
la oportunidad adecuada en la que perfecionó su estilo, alcanzando
la exquisitez y la simplicidad en la expreción de su lirica que por
todos nos es conocida hoy en dia.
Fue ahí
precisamente dónde conoció a Kerkylas, un comerciante venido de la
isla de Andros, con el que más tarde se casaría, teniendo como
único fruto de ésta union a una única hija: Kleys.
A pesar de todo,
ésta unión no duraría mucho, ya que su marido no tardaría en
morir debido a su avanzada edad, dejandole una importante heréncia.
Alrededor del año
591 A.c. regresaría a Lesbos, finalmente perdonada por el tirano
Pitaco.
Sería ahí
precisamente dónde fundaría su propia escuela, a modo de la famosa
Academia de Platón en Atenas. Un lugar dónde se dedicaría a
instruir a las jóvenes doncellas destinadas a casarse diversas
disciplinas tales como danza, composición, poesía, oratória, arte
y literatura.
Sería ahí mismo
dónde se llegaría a enamorar apasionadamente, e incluso a mantener
relaciones íntimas con varias de ellas.Dedicándoles diversas de sus
composiciones más conocidas. Algunos de sus nombres ya los
conocemos: Anagora, Gorgo, Teleusica, Gongyla, Eurica, Erana,
Andromeda, o Megara,etc. Aunque su favorita sin duda alguna, sería
la doncella Atthis. A ella le dedicó estos versos tan apasionados
tras su partida:
“Igual
a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza y te oye en
silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas”.
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas”.
A
traves de sus versos, descubrimos a una mujer perfectamente cómoda
con su lado femenino y con su sexualidad. Una mujer libre que ve el
mundo que la rodea desde una perspectiva mucho más íntima y
emocional, completamente ausente y ajena a la sociedad arcaica y
bélica en la que le ha tocado vivir.
Safo
compuso su obra principalmente en aeólico, que fue traducida a lo
largo de los años y en diversos periodos historicos tales como el
romano, bizantino, y griego respectivamente.
Por
desgrácia hacia el año 1073 D.c el Papa Gregório VII condenó,
decidiendo quemar gran parte de sus obras, especialmente de sus
poemas “sáficos” por considerarlos inmorales, de la cual
actualmente tan solo han sobrevivido 650 pequeños fragmentos o
versos, extraidos de citas de otros autores muy posteriores a ella o
de modernos estudios de papirología.
Casi
toda su obra se encuentra prácticamente consagrada a la diosa
Afrodita, simbolo absoluto de la Mujer en si, de la libertad, de la
fuerza femenina, y del Amor. Siendo dos de los más importantes su
conocido “Oda a Afrodita” y su “Oda a las Nereidas”
respectivamente.
Autora
indiscutible dentro de la métrica poética de la llamada “estrofa
sáfica”, compuesta por cuatro versos, tres primeros de los
cuales nombrados como “endecasílabos sáficos”, siendo el
último pentesílabo,conocido tambien como adónico.
Consiguiendo
transmitir a través de su trabajo un carácter apasionado e
intimista, haciendo uso de una metrica simple, a la vez que
exquisita.
La sexualidad de
Safo tambien ha sido siempre otro de los tópicos que envuelven el
mito de la poetisa lesbia.
Los rumores que su
compatriota y tambien poeta Anacreonte lanzó sobre ella observando
la íntima relación que ésta mantenía con sus propias discipulas
contribuyó a que a partir de entonces, se acuñara el término
“sáfico” para denominar el amor entre mujeres, o “lesbiana”
para categorizar la homosexualidad femenina.
Lo cierto es que
Safo gozó del amor de ambos sexos: Dedicándole a ambos varias de
sus composciones más conocidas.
Algo así en un
principio, era completamente aceptable dentro de la antigua cultura
griega pero que a su vez, y tan sólo por el simple hecho de ser
mujer, tambien le ganaría las críticas más duras por parte de la
gente de Atenas.
Ante todo tengamos
en cuenta que en la antigua Grecia solamente existia una sola casta
de mujeres capaces de gozar de un estatus social similar al que ya
gozaban los hombres:Estas eran las heteras. Estas “compañeras”
-traducción literal de su
propio nombre-, eran un tipo de concubinas de lujo que gozaban
legalmente de una , además del derecho de poder acceder a una
educación elevada e incluso de la oportunidad de pertenecer a
algunos de los estratos sociales más altos, cuando el rol habitual
de la mujer en sí en Grécia estaba básicamente limitado a casarse
y a tener hijos.
No era de extrañar pues que dentro de éste mismo contexto, una
mujer con un cierto nivel cultural, patrimonio y una independéncia
absoluta, hiciera tambalear los cimientos de la recia estructura
social ateniense.
Acerca de los últimos años de vida de esta poetisa se sabe muy
poco. Es precisamente entonces cuando el mito y la realidad se
cruzan. Dicen que en su madurez, sintiendo una irresistible pasión
por Faón un joven y atractivo barquero, y siendo incapaz de aceptar
el rechazo del joven, decidió arrojarse desde el famoso Salto de
Leucade, en mitad de pleno arrebato de tristeza.
Lo cierto es que esta versión no concuerda para nada con la imagen
que hasta nuestros dias ha llegado de Safo en plena madurez. Ya que
a través de los ultimos poemas que de ella sobrevivieron, se puede
entrever a una mujer madura y serena, que ha alcanzado el estado
humano y espiritual que deseaba, y que por fin vive en paz,
aceptando perfectamente el tiempo en el que le ha tocado vivir.
Aquello que convierte a Safo en uno de los personajes más
fascinantes ya no solo dentro de la Historia lésbica en sí, sino
dentro de la História de la Mujer, es su revolución personal: el
haberse atrevido a ser quién era, una mujer culta con una
personalidad apasionada y con un sentido de la independéncia y de la
determinación personal que a todas luces, desafiaba los cánones
más básicos de la cultura griega antigua.
Su obra, el legado más importante y personal que nos habría podido
dejar: Un testimonio básico del mundo en si, de las relaciones
humanas y de la epoca en la que vivió visto y sentido a traves del
prisma femenino.